Un
17 de enero de 1939 en Barcelona España nació Alfredo Carabot Cuervo, bajo el
gélido frio del invierno, sin agua, sin luz, sin medicamentos y sin estufa, el
único hijo de la pareja Carabot Cuervo: Alfred Henri según reza la partida de
nacimiento. Su madre recordaría años más tarde como las fuerzas
franquistas bombardeaban la ciudad. Cuando aún no había cumplido el
primer año de vida, la familia viajó a Cuba. La primaria y
secundaria las hizo en la Habana. Militó en el Movimiento 26 de Julio.
El
profesor Ismael Valero Balza, a la sazón director de la Escuela de Farmacia de
la Universidad de Los Andes contactó al padre de Alfredo, el profesor Alfredo
Carabot de Porras, para venir a Mérida como profesor contratado de nuestra
Facultad de Farmacia. Hace años escribí sobre este personaje de singular
relevancia en la vida universitaria y merideña, de gratísimo recuerdo. Ubicado
en la derecha española, participó en el partido socialista, admiró la
revolución cubana, luego la adversó e hizo suyo: “ni rojos ni azules, verde
como la palma cubana”.
El
deporte, la política y la Facultad de Farmacia fueron sus pasiones. Como
deportista, dirigente y entrenador de alta competencia, ejerció la presidencia
de la Asociación de Baloncesto de Mérida.
Graduado
como licenciado en Farmacia en la Universidad de Los Andes, obtuvo el Doctorado
en phylosophy (Ph. D) en la Universidad de Portsmouth (Reino Unido). Decano de
la Facultad de Farmacia, por elección de la asamblea de la facultad, durante 4
periodos de 1990 a 2002. Profesor titular de la cátedra de Farmacognosia desde
1989. Tutor de tesis de pre y postgrado. Trabajos de investigación en el área
de los productos naturales con especial referencia a la química de precursores
de esteroides, productos naturales marinos y en la prospección química y
biológica de compuestos provenientes de plantas medicinales del Amazonas.
Un
momento de profundo sentimiento de su alma, en gesto de nobleza y
gallardía, reconoció los desaciertos que los hombres cometen, pues, al fin, de
carne y hueso están hechos. Esta demostración, de íntima reflexión e
inconmensurable sensibilidad humana, que provocó lagrimas que los hombres
también derraman, engrandeció la admiración hacia Alfredo Carabot
Cuervo. Apasionado, polémico, controversial, irreverente, luchador, incólume,
como también inmensamente solidario con sus creencias y con su Fe.
Alfredo,
universitario amigo, consecuente en el triunfo y en la adversidad, fue un
fervoroso creyente en el humanismo cristiano que tan noblemente promovió el
pensador de la Democracia Cristiana Venezolana Abdón Vivas Terán. Sin
dobleces asumió la enfermedad que debilitó aquel cuerpo lleno de vida y coraje.
Unos días hace escribió que lamentaba la indefinición de la unidad democrática
del país. Expresó que si la salud le hubiese permitido, estaría enarbolando las
banderas de la libertad. Se marcha al viaje sin retorno en la hora más dolorosa
de la vida nacional. Desde los más recónditos parajes de la eternidad,
estará alerta, con su mirada penetrante, reclamando lucha y más lucha para el
retorno a la libertad democrática.
Antenoche
en el Centro Clínico MRM, en el preámbulo de su ida, vivimos momentos de
profundo dolor al ver la humanidad de Alfredo Carabot Cuervo luchando contra la
enfermedad. Su cuerpo languidecía ante el designio inconmensurable de Dios.
También,
como las gotas de lluvia que caen sobre las hojas del arbusto de nuestros
páramos, Léster Rodríguez derramó lágrimas sobre sus mejillas ante el amigo que
partía, en minutos de íntima espiritualidad.
En
esta hora de despedida, rendimos homenaje póstumo al amigo y al compañero de
una vida. Y para la familia, María Antonieta, sus dos hijos y nietos,
nuestro abrazo de solidaridad y condolencia. Paz a sus restos.
01/AGO/2018
Palabras leidas en el acto de velamiento el primero de agosto de
2018, en horas del mediodía.
+Profesor titular del Instituto de Investigaciones
Cardiovasculares de la Facultad de Medicina de la ULA., Mérida Venezuela
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