Los
universitarios reunidos en los distintos gremios, estamos conscientes que la
Reforma Universitaria de Córdoba, de hace cien años, abrió caminos aún
inacabados, para una profunda reforma política y jurídica de las universidades
y para una alianza con la sociedad contra los residuos monásticos y monárquicos
que prevalecían. Hoy tanto la sociedad como las universidades venezolanas
padecen nuevos autoritarismos externos y pasividades internas equivalentes a
los que provocaron esa reforma, expresados por otras personas, ambientes y
tiempos.
Creemos
que pensar la Reforma de Córdoba con visión futurista es poner en evidencia la actualidad
de sus postulados, analizarlos y entenderlos y recuperar de ella su
extraordinaria vitalidad. En este sentido, la Reforma Universitaria no es una
meta sino una larga marcha iniciada en 1918 que, con sus altibajos, retrocesos
y desvíos, va de la mano de la transformación social y liberadora que
Latinoamérica y Venezuela necesita. Es necesario llenar hoy de contenido el
grito juvenil de indignación de aquel entonces y poner la Reforma al día.
Las
universidades venezolanas han cumplido funciones sumamente valiosas para el
progreso nacional y de los venezolanos; sin embargo, últimamente los postulados
cordobeses sobre una universidad autónoma, democrática, inclusiva y vinculada
política y académicamente con la sociedad, que traspase sus muros hacia la
nación y el mundo globalizado, han tenido un proceso de deterioro paulatino
porque el gobierno nacional las ha sometido a continuas agresiones para
inhabilitarlas con el acoso político, el presupuesto crónicamente insuficiente
y los salarios indignos, a la vez que las autoridades universitarias, por su
pasividad salvo lo declarativo, la han sometido a un aislamiento tanto de la
sociedad como de la propia comunidad universitaria que se sienten inermes,
desprotegidas y en orfandad.
La
Reforma Universitaria de Córdoba, iniciada en 1918, basó los radicales cambios
políticos y jurídicos de la institución en el sufragio universal para
instaurar, además de un clima de convivencia y confraternidad, la elección de
un cogobierno responsable, participativo y periódico, que en este momento se ha
convertido en una expectativa para los distintos gremios que agrupan a
profesores, estudiantes, personal administrativo, técnico y de servicio y
obreros.
En
Venezuela, el Gobierno Nacional promulgó la Ley Orgánica de Educación, en el
2009, dicha ley nació viciada de nulidad por ser inconstitucional en varios de
sus artículos, lo que obligó a las universidades autónomas a introducir un
recurso de nulidad ante el Tribunal Supremo de Justicia, organismo que nunca
decidió sobre el fondo de la materia, manteniendo así una situación que ha
saltado por los aires sin termino de tiempo por una responsabilidad del
gobierno nacional. Por su parte, la actitud pasiva de las autoridades
universitarias, salvo los reclamos judiciales que no se responderán, han
paralizado las elecciones universitarias sin fecha, provocando de manera
inerte, un deterioro paulatino del ejercicio de la autoridad, una ausencia del
claustro universitario como asiento de la soberanía universitaria y una
esclerosis institucional, lo que ha conducido por un camino desafortunado al
deterioro de la “comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y
estudiantes en la tarea de buscar la verdad”. A esto se agregó el desánimo
general provocado por el deterioro de las condiciones de vida acelerado por el
gobierno nacional, que ha inducido la migración profesoral, estudiantil y
laboral por no disponer de posibilidades socio económicas ni intelectuales
dignas y vivir en el desconcierto en que está el país y la universidad, lo que
afecta también a los que no se marchan.
Observamos
con gran preocupación la inmensa cantidad de Profesores, Empleados, Estudiantes
y trabajadores en general, quienes se han visto obligados a abandonar las aulas
y laboratorios de nuestra Universidad, buscando condiciones para vivir y
mantener a sus familias. Hasta el presente, las estimaciones más conservadoras
señalan en miles los profesores, estudiantes y trabajadores que han emigrado,
lo que representa la nómina total de cualquiera de nuestras universidades
intermedias. Ante esa terrible realidad, quienes gobiernan esta institución han
respondido equivocadamente, condenándoles y abriéndoles expedientes, sin
reparar en el necesario vínculo que debiera mantenerse con ese personal, que
tanto costó a la universidad formar en las mejores instituciones académicas del
mundo. Es bien sabido que quien se marcha de la institución y el país, lo hace
por la imperiosa necesidad de sobrevivir y su mayor anhelo es regresar, de allí
que profesores, estudiantes y trabajadores en general nos rebelamos ante esa
injusta actitud de las autoridades, quienes pretenden, por la vía inquisitoria,
resolver un problema que afecta toda la nación, y causa mucho daño a esta
bicentenaria institución. Más aún, cuando en tiempos pasados los países del sur
del continente sufrieron este mismo fenómeno y abrieron causes de distintas
naturaleza para mantener el vínculo y permitir el regreso en las mismas
condiciones, una vez que las causas de la diáspora desaparecieron. Mecanismos
que aspiran los gremios que la universidad formule, para no perder
definitivamente ese capital humano.
No
se puede analizar la problemática ni plantear las soluciones basados en el
dilema de si primero debe cambiar el gobierno para luego hacerlo la
universidad. Este dilema se presentó para los dirigentes de la Reforma
Universitaria de Córdoba, y la experiencia demostró la conveniencia de actuar
sobre los dos escenarios de manera simultánea y sistemática, aun con grandes
sacrificios, incluida la muerte de estudiantes, el cierre de instituciones y la
persecución.
Al
igual que los jóvenes que impulsaron la Reforma de Córdoba, “creemos no
equivocarnos al llamar las cosas por el nombre que tienen”, y vamos al rescate
universitario porque no hay otra alternativa a la mano ya que las autoridades
nacionales y los gobiernos universitarios, estos últimos por su pasividad, han
prolongado más allá de lo tolerable esta situación.
La
Reforma Universitaria de Córdoba creó un “pueblo universitario”, el Claustro
plenamente soberano conformado por profesores, estudiantes y egresados. Los
avances históricos, institucionales, humanos y democráticos, hacen conveniente
que al Claustro Universitario sea consultado sobre la ampliación de su
integración con representantes del personal administrativo, técnico y obreros
de la institución, con plenos derechos tanto en el Claustro como en el
cogobierno, y no con una simple representación gremial.
.
A
fin de destrabar la situación inerte e inconveniente en que están las
universidades autónomas venezolanas, y como una forma de dar respuesta clara y
decidida frente al gobierno nacional y a la dirigencia universitaria
deslegitimada en su ejercicio, proponemos que los miembros de sus comunidades
analicen la posibilidad de convocar o auto convocar al Claustro Universitario,
asiento de la soberanía universitaria para que analice y decida la suerte de la
institución, que es también la de sus integrantes y del país, para que consulte
sobre su reestructuración, elabore y apruebe en tiempo perentorio un Reglamento
Electoral, designe una Comisión Electoral Extraordinaria y Temporal y convoque
a elecciones de los integrantes del Consejo Universitario, todo fundamentado en
una concatenación del artículo 109 de la CRBV, la Ley Orgánica de Educación y
la vigente Ley de Universidades.
Creemos
firmemente, que dado que estos problemas son similares en todas las
universidades autónomas, y que sus soluciones deben ser mancomunadas, saludamos
con beneplácito la incorporación de universidades hermanas a esta lucha que
ahora se inicia. Un esfuerzo unitario sería la mayor contribución que se
pudiera dar a la universidad a cien años de la gesta de Córdoba.
Córdoba
fue una ruptura contra quienes violaban entonces los valores fundamentales de
libertad, justicia y democracia, de tal manera que desde esta ciudad de Mérida
denunciamos a quienes actualmente atentan y continúan violando esos valores,
que inequívocamente son consubstanciales con la universidad.
Las
universidades del siglo XXI deben buscar formas para modernizar los postulados
cordobeses de hace cien años: proteger la autonomía de factores externos e
internos, para el logro de una auto regeneración, la dignificación de la vida
académica, el fortalecimiento ético, la preservación de la libertad del
pensamiento y la protección de los universitarios, la garantía de trasparencia,
el compromiso social y la acreditación externa. Representar la conciencia
crítica de la sociedad y conectar la formación de los jóvenes con las nuevas
realidades del trabajo de hoy y del futuro, en un entorno digital más exigente,
desafiante y demandante, conviviendo con la inteligencia artificial y la
necesidad de un desarrollo social, económico y ambientalmente sustentable, que
propicie la igualdad de los ciudadanos.
Por
ello, a cien años de la Reforma de Córdoba y a sesenta de la Ley de
Universidades, su continuación gira en torno a la modernización política de la
Universidad, que deben propiciar los universitarios venezolanos, ya que las
experiencias externas han fracasado. A este fin proponemos la designación, en
cada universidad autónoma, de una Comisión de Profesores, Estudiantes,
Egresados y Personal ATO, que propicie la elaboración de un anteproyecto de Ley
Marco, tomando en consideración propuestas ya hechas, en el que se fijen los
criterios políticos y estratégicos para las Universidades, y se delegue su
funcionamiento en Estatutos Orgánicos Internos, para dar cabida a las distintas
historias, entornos geopolíticos, recursos, programas en el que se desenvuelven
las universidades dentro de un criterio de unidad política y estratégica, pero
con diversidad funcional.
La
elaboración del ante proyecto de Ley debe ser mancomunada, expresión de la gran
comunidad universitaria nacional, que también así se presentará a la Asamblea
Nacional, y no de manera dispersa y hasta competitiva como ha sido hasta ahora.
Los
retos de la universidad venezolana son inmensos también en el desarrollo de la
ciencia, la tarea de socializar la universidad y volcarla a la nación entera
para ordenar y enfatizar su participación en el desarrollo del país; formar
universitarios íntegros al más alto nivel académico y espiritual posible, capaz
de entender las causas de nuestro profundo retroceso como nación; de lograr la
mayor eficiencia en los servicios universitarios para los estudiantes y el
personal de la institución; un justo presupuesto para la Universidad y la
dignificación de la profesión docente y de investigación de nuestros profesores.
Estos
son los retos que nos deja para el futuro la Reforma Universitaria de Córdoba.
Mérida,
21 de junio 2018.
(En
el archivo PDF pueden leer el documento completo con las firmas de todos los
representantes de las organizaciones gremiales y estudiantiles de la
Universidad de Los Andes)
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