miércoles, 25 de julio de 2018

Muchas interrogantes y pocas respuestas sobre la vejez y el envejecimiento - Carlos Eduardo Febres

Hay muchas dimensiones y abordajes posibles sobre la vejez y el envejecimiento, los últimos años han evidenciado un crecimiento exponencial sobre las investigaciones, libros, artículos publicados y la creación de centros especializados para su análisis o intervención.  Quien le interese el tema, puede explorar las páginas web  de las Naciones Unidas y de sus diversas dependencias, la de la Organización Mundial del Trabajo, OIT, la de la Organización Mundial de la Salud, OMS, la del Fondo Monetario Internacional,  FMI, la del Banco Mundial, BM, la de la Comunidad Europea, entre otros, y para América Latina y El Caribe, CEPAL, BID, FLACSO, CLACSO,  OPS, y decenas de centros universitarios de investigación, instituciones gubernamentales y ONG.

Me limitare, en esta breve exposición, a la reflexión sobre la vinculación existente entre la vejez y el envejecimiento en América Latina y la percepción que sobre ella tiene la mayoría de la población, en muchos aspectos sin diferencias notables, a pesar de la diversidad de clases y grupos sociales, de género, nivel educativo y pertenencia religiosa.

La afirmación anterior, en modo alguno,  niega la diversidad, heterogeneidad y diferencias, en muchos aspectos, dimensiones,  especificidades e interpretaciones sobre la vejez y el envejecimiento.

En medio de esta compleja variedad, llena de contradicciones a lo interno, de las organizaciones políticas, organizaciones sindicales, religiones,  que son capaces simultáneamente, de defender vehementemente, que sea la mujer, quién siga asumiendo, preferencialmente, el cuidado de los ancianos y salude entusiastamente,  la incorporación de las mismas, al mercado laboral  formal, o que ante el evidentísimo, incremento de la desigualdad y la exclusión del neoliberalismo,  proponga el desarrollo de una conciencia popular de la importancia de los saberes de los viejos y la valoración  que debe asignársele a los programas pensionales equitativos de Seguridad Social.

1.    Que dice la data más reciente.

El Banco Interamericano de Desarrollo, BID, enero 2018, publicó  uno de los estudios más completos sobre el tema, bajo el nombre “Panorama del Envejecimiento en América Latina y El Caribe”, del cual asumiremos algunos tips para caracterizar la situación subcontinental.

·        El BID, insiste en la heterogeneidad existente entre los países objetos de estudio en términos de sus características económicas, regímenes políticos, estructuras de clases y grupos sociales, mercados de trabajo y desarrollo institucional. Uruguay y Bolivia son dos realidades distintas, Costa Rica y Haití igualmente, de igual manera Colombia y Belice, pero en algunos aspectos estructurales hay similitudes que permiten, en líneas gruesas hacer caracterizaciones comunes a América Latina y El Caribe.

·        La población de América Latina y El Caribe está envejeciendo a un ritmo acelerado, la población de adultos mayores y esto impone presiones sin precedentes en el ámbito de los cuidados de largo plazo. Con la dificultad adicional, que tiene lugar, en un contexto de  reducción de la oferta informal de cuidados, determinada por multivariantes razones.

·        En la Región, el 11% de la población de 60 años y más es dependiente. Tanto la magnitud como la intensidad, de la dependencia, aumentarán con la edad de la población. Para todos los grupos de edades la mujer es la más afectada.

·        Se proyecta que la población mayor de 60 años de la Región, pase del 11% actual al 25% en un lapso  de 35 años, casi la mitad de lo que tardo Europa para arribar a su cifras actuales.

·        Vivir más es positivo, lo ideal, vivir mejor la vejez, que los años anteriores. Pero a medida que las sociedades envejecen, aumentan la proporción de personas con dificultades para el desarrollo normal de sus actividades y necesitan progresivamente ayuda y cuidado de otros.


·        No olvidemos, que en América Latina y El Caribe, hay menor natalidad, reducción del tamaño familiar y aumento de la participación laboral femenina.

·        El aumento de la esperanza de vida (tanto absoluta como condicionada al llegar a la vejez) trae como consecuencia, no solo un aumento de la proporción de adultos mayores en el total, sino también una prolongación de la vejez, que se refleja en un aumento de los más viejos entre los viejos.

·        A medida que la población envejece, la importancia de las enfermedades crónicas como principal causa de muerte y morbilidad aumenta.

·        Además del envejecimiento de la población, una de las razones detrás del aumento global, en la prevalencia de las enfermedades crónicas, es el empeoramiento en los hábitos de vida de las personas.

·        También aumenta el porcentaje de la población con limitaciones funcionales (motrices, cognitivas, sensoriales o de comunicación) que son una potencial causa de discapacidad.

·        Una gran proporción de los adultos mayores viven solos, por no contar con una red familiar, capaz de hacerse cargo de él, y su desfavorable situación económica, le impide acudir al mercado, y el Estado no tiene suficientes opciones de cuidado para ofrecerles.
A pesar, de que solo tomé algunos componentes para poder visualizar la situación del conjunto, para los que quieran,  profundizar el tema, este actualizado informe podría ser de utilidad.

2.    El ponderado Chile, y mira lo que arroja su Quinto Estudio sobre Inclusión y Exclusión Social de Personas Mayores.

Hay varios estudios recientes, de los países de América Latina y El Caribe que son señalados por los organismos internacionales y los expertos, como los que poseen mejores políticas y programas para personas mayores entre ellos Uruguay, Chile, Cuba, Costa Rica y Argentina. De ellos seleccioné, la encuesta realizada por los Departamentos de Antropología y Psicología  de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), con apoyo del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO), por ser esta una publicación institucional, asumida por la Administración Pública, como su referencia y respetada por los expertos nacionales e internacionales.

La muestra, de 1.200 casos encuestados, de manera presencial, es relevante no solo por el rigor metodológico que ha evidenciado en sus cuatro estudios anteriores, sino que además, altos número de sus “descubrimientos”, muchos de ellos,  polémicos en su momento, el tiempo ha demostrado que eran certeros. Según los datos del censo 2017, en Chile la población de personas mayores alcanzaron los 2.850.171, equivalente al 16% de los habitantes, cifra que se prevé irá aumentando en forma exponencial en los próximos años.

·        “A pesar del crecimiento sostenido de la población de personas mayores en los últimos años y el incremento sistemático de su participación en distinto ámbitos de la sociedad, todavía existen muchos espacios en que los prejuicios y la exclusión tienen cabida”.

·        “El ““edadismo”” (discriminación hacia las personas mayores por cuestiones de edad), y el ““viejismo”” (visión estereotipada y prejuiciada hacia la vejez, particularmente como tendencia cultural a asociar vejez con enfermedad). Son expresiones de la subestimación de los  atributos positivos asociados a la vejez y de una exacerbación de lo negativo, lo que sumado a una sobrevaloración de las “” propiedades”” de la juventud,  establece un escenario, donde las dimensiones simbólicas, subjetivas y estructurales de lo social, terminan por excluir a las personas mayores. También, muchas veces esta situación se transforma en maltrato en la familia y en la comunidad, así como también en las instituciones.”

·        “”La dependencia””, “”la inactividad”” y “”la enfermedad””, son etiquetas que discursivamente cuentan con una hegemonía respecto a otras como ””sabiduría””, ””experiencia””, o “”abnegación””. Este imaginario social de la vejez subyace a un contexto social que es muchas veces  inhóspito para las personas mayores, donde existe una diversidad de barreras a la integración en varios ámbitos, entre los que podemos contar el laboral y productivo, el educativo y el de salud,  entre otros:”


·        “Todo lo anterior revela un panorama en el que las personas mayores no son consideradas como sujetos relevantes para el desarrollo integral de la sociedad, perpetuándose  pragmática y simbólicamente diversos mecanismos y esferas de exclusión,  lo que deriva en una negación sostenida de la vejez como un proceso demográfico y etapa del ciclo vital. De ahí que se perciba que ni los individuos, ni el país, están preparados, o en vías de hacerlo para enfrentar el envejecimiento poblacional y personal.”

El 71% considera que la preparación institucional es “poco o nada” y el 62%, reconoce que se está preparando “poco o nada” para enfrentar esta etapa de la vida. La gente responsabiliza más al sistema político que al familiar.

La encuesta realizada a hombres y mujeres mayores de 18 años, abordó cuatro dimensiones de la integración social: estructural, redes sociales, simbólica y psicológica. Esto, atendiendo a las opiniones, actitudes, creencias, valoraciones, esquemas y expectativas que se tienen respecto al envejecimiento.

¿Está el país preparado para esta situación?, ¿Estaría usted dispuesto a pagar un impuesto específico para ayudar a las persona mayores?, ¿quiénes deben preocuparse por los mayores?, y ¿Y en qué medida está usted preparado o se está preparando para enfrentar su propia vejez?, fueron algunas de las preguntas realizadas.

En este contexto un 57,2% de los encuestados atribuye las principales responsabilidades por el bienestar de las personas mayores, al sistema político, y en menor medida, a los sistemas familiares (34,2%) o a los mismos adultos mayores (5,9%).

Respecto al pago de un impuesto específico que permita financiar beneficios para la población adulta mayor, el 44% se mostró dispuesto. Las opiniones sobre los niveles de integración social de los adultos mayores resultan muy pesimistas, ya que el 73% considera que están marginados. En tanto, el 68% de los encuestados considera que no puede valerse por sí mismos.

No hay que olvidar, que a pesar  de las muchas modificaciones, que se le han realizado al sistema de salud y al sistema pensional, existen insuficientes niveles de cobertura de salud y el monto de las pensiones otorgadas y por otorgar es muy bajo, lo que indiscutiblemente influye en la percepción del futuro, sin negar el papel de las representaciones sociales y los imaginarios colectivos.
        
3.   O cambiamos el núcleo de cómo  se construye  la percepción de la vejez o ser viejo continuará siendo “malo”

Se hizo una revisión preliminar del estado del arte de la percepción e imagen social, hacia la vejez y el proceso de envejecimiento que tienen la mayoría de las personas desde las representaciones sociales. Así mismo, se indago la relación de estas con los estereotipos y las actitudes hacia la vejez. La información disponible arroja que persiste una representación social rígida de la vejez asociando con el deterioro como una etapa de declive físico y mental en cuanto a las habilidades y capacidades con las que las personas funcionan socialmente. Los estereotipos han sido en general negativos, sin embargo, se encuentran indicios de cambios a percibir de manera positiva la vejez.
Etimológicamente la palabra vejez proviene del latín “vetus”, derivada a su vez de la raíz griega “etos”, que significa “años”, la vejez ordinariamente suele ser reconocida a partir del tiempo cumulado como un signo del tiempo transcurrido.

No obstante el concepto de vejez y envejecimiento, varía en cada sociedad, sin embargo, en general,  el término posee connotaciones negativas relacionadas con discapacidades y deterioro principalmente biológico.

La representación de la vejez es ambivalente, en algunas circunstancias está relacionada con la experiencia o la sabiduría de los viejos, predominantemente es percibida como una edad de enfermedad o dificultades. Estas imágenes de los adultos mayores no se dan “naturalmente”, sino que responden a las representaciones sociales que circulan en los respectivos ámbitos cotidianos.

A pesar, que la gerontología y la geriatría indican que el envejecimiento puede entenderse desde diversas perspectivas, siendo la dominante la biológica, en la vida diaria estos cambios se asocian con transiciones, en la vida social como la jubilación, la pérdida de movilidad social y la muerte.

Partiendo de estas consideraciones, se establece un sólida vinculación con las representaciones sociales que se dan en el entorno, por ello se hace necesario estudiar, el proceso del conocimiento de cómo el individuo construye su realidad social y como la configuración de la subjetividad del individuo va aunada a un proceso de incorporación de su realidad estructural.

El concepto de representación social se encuentra en diferentes argumentos dentro de la psicología, la sociología y la antropología, no obstante, su conceptualización y fundamentación teórica es relativamente reciente. Hoy se admite, como la aproximación más pertinente que la representación  social, es básicamente organización de imágenes y lenguajes porque recorta y simboliza actos y situaciones que son o se convierten en comunes, es decir las representaciones sociales son una forma de intercambio y comunicación social. Es una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos, al hacer inteligible la realidad física y social que integran en la vida cotidiana como una parte sustancial de la realidad.

Se puede concluir que las representaciones sociales constituyen sistemas cognitivos que involucran estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que poseen una orientación actitudinal positiva o negativa, establecidas a su vez como sistemas de códigos, valores, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y orientadores de las practicas, que son la base de la llamada conciencia colectiva , regida con fuerza normativa en tanto constituye los límites y las posibilidades y las formas en que las cuales las personas actúan en el mundo.

Así mismo, la representación social, constituye una forma de pensamiento social, ya que se origina en un contexto cotidiano de intercambio de pensamiento de acciones sociales entre los integrantes de un grupo social. Por eso es también un conocimiento de sentido común que surge y es compartido en un determinado grupo, a su vez que presenta un proceso individual, debido a que refleja la diversidad de los agentes y la pluralidad de sus construcciones simbólicas.

En síntesis, la vejez es un término difícil de conceptualizar debido a que conlleva a analizar cuestiones de desarrollo biológico y psicológico, así como aspectos de índole social, en donde este último punto implica a su vez, retomar representaciones culturales, diversas unas en tanto de otras, que giran en torno a dicho término y las imágenes sociales que ellas implican. Estas dificultades de contextualizar el término, se incrementan, si dichas representaciones se retoman de diferentes etapas de desarrollo, por lo que se obliga a estudiar los cambios  que van sufriendo los individuos en términos de la percepción de la vejez como producto de su propio envejecimiento y su entorno.

Cambiar una percepción de esta significación no es fácil, de alguna manera, todo en la cotidianidad, refuerza su reproducción, solo una persistente y sistemática acción colectiva del resituar el sentido y comprensión de la vejez como proceso permitiría su cambio radical.

FUENTES

Evaluación sobre la percepción de jóvenes universitarios hacia la vejez y el proceso de envejecimiento. Diana Hernández López y otros. Revista electrónica de psicología Iztalaca. Volumen 20 N°4. Diciembre 2017.
Panorama del Envejecimiento y Dependencia en América Latina y El Caribe. Natalia Aranco y otros. BID. Enero 2018.
El Estado, la Familia y el Mercado arreglos institucionales para atender las necesidades generadas por el envejecimiento demográfico. Carlos Welti-Chanes. Papeles de Población N° 95. Universidad Autónoma de México. Marzo 2018.
Quinta Encuesta Nacional sobre Inclusión y Exclusión Social de las Personas Mayores. Servicio Nacional del Adulto Mayor. Chile 2018.

Carlos Eduardo Febres

Mérida, julio 2018
Miradas Múltiples

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