Recientemente fue el Día
Internacional del Derecho a la Blasfemia, quizá no tan
importante como el Día de la Apreciación de la Gaita o el del Calcetín Perdido,
pero una celebración muy oportuna que toca de lleno la actualidad de nuestro país y buena ocasión para recordar al padre de la
filosofía, que también pagó muy cara su impiedad hacia los dioses. ¿Significa
esto que Willy Toledo es como Sócrates? Oiga, los
coetáneos del segundo no tenían mejor opinión de él que la que hoy muchos
tienen del primero, así que vaya usted a saber dentro de dos mil cuatrocientos
años cómo será recordado este polémico actor… En cualquier caso la filosofía
desde sus inicios ha tenido siempre un punto de insolencia al aspirar a
comprender en lugar de limitarse a creer, al cuestionar incómodamente los
dogmas establecidos, pues Aristóteles fue a su vez nuevamente
condenado por impiedad y tuvo que exiliarse tras dejar escrito «no dejaré que
los atenienses pequen dos veces contra la filosofía», fijando así para la
posteridad ese vínculo entre la sabiduría y el sacrilegio. Dado que el más
irreverente de todos los filósofos fue también el más melómano —«sin música la
vida sería un error»—, pues es una buena excusa para fijar nuestra atención en
aquellas canciones vinculadas a esta disciplina. Buena parte de todas las que
se han compuesto podrían incluirse, bien mirado, si encontramos en ellas un
significado profundo o al menos orientan nuestro ánimo hacia las preguntas
trascendentales, así que nos limitaremos a reunir aquellas que citan
explícitamente algún autor o doctrina. Aunque naturalmente pueden ampliar la
lista si lo desean mencionando aquellas que bajo su criterio tengan una carga
filosófica.
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«¿Quiénes somos? ¿De dónde
venimos? ¿Adónde vamos?», de Siniestro Total
Aunque en la práctica los
pensadores —especialmente si aspiran a una remuneración económica o a un cargo—
tengan antes las conclusiones que las preguntas que deben llevarles a ellas, en
la teoría la divagación filosófica es un camino que se emprende sin saber el
destino, un dejar vagar la mente tal vez con un porro o cerveza en la mano, que
siempre ayuda. Este tema formó parte en 1984 del álbum Menos mal que
nos queda Portugal, junto a otros clásicos como «Menea el bullarengue» o «Miña
terra gallega», y en él se hacen preguntas sobre el ser, la esencia y la nada
que remiten directamente al «Poema del Ser», de Parménides. Aunque
le añaden otras muy interesantes como la de si estamos solos en el universo o
si este es cóncavo o convexo.
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«Movimiento», de Jorge
Drexler
Seguimos con los
presocráticos. Según la formulación clásica Heráclito representa
el paso del mito al logos, al buscar una explicación racional al origen del
universo, al que a la manera de un protodarwinista imagina en un proceso de
evolución constante. Esas dos ideas fundamentales sobre el origen y el
movimiento de todo son las que encontramos en este tema del cantautor uruguayo,
que concluye señalando «si quieres que algo se muera déjalo quieto».
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«De paso», de Franco
Battiato
El protagonista de Filosofía
a mano armada era un académico que antes de dedicarse a atracar bancos
se especializó en autores presocráticos, porque apenas se requiere para ello
leer unas pocas páginas. Es una buena salida laboral, además son muy
agradecidos porque cada uno tiene su rasgo distintivo: está el que dicen que se
tiró a un volcán para hacerse uno con la naturaleza, el que enseñaba dentro de
una gruta, el inventor del sonajero, el de los átomos… y luego tenían nombres
tan bonitos como Hermótimo de Clazómenas. Todo ventajas. No es de
extrañar entonces que estos autores hayan tenido cierto eco en la música. Battiato recurrió
de nuevo a Heráclito, citando no solo su célebre «no podemos nadar dos veces en
el mismo río», sino también un pasaje del mismo autor recitado en griego con el
que abre la canción, que concluye con otro fragmento de los Epigramas de Calímaco.
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«Rap filosófico en la
antigua Grecia», de José Mota
Hay varios ejemplos de cómo
los nuevos formatos artísticos pueden ponerse al servicio de la tradición
cultural: el canal Epic Rap Battles of History muestra esta batalla entre filósofos orientales y occidentales y aquí tenemos nada
menos que una aventura gráfica basada en el filósofo español Gustavo
Bueno. Sobre estas líneas tenemos otra batalla de rap aunque
restringida a la antigua Grecia.
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«Who am I?», de Nina Simone
Si los anteriores a él
hablaban principalmente de cómo creían que era el mundo, con Sócrates el
foco de atención pasó a ser el ser humano y en concreto lo más íntimo de él: su
conciencia moral, su autopercepción y su alma. Al fin y al cabo una de las
máximas que lo identifican en los manuales de filosofía es aquella de «conócete
a ti mismo». Pues de eso trata este tema escrito por Leonard Bernstein e
interpretado en 1969 por Nina Simone.
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«Iris (Hold Me Close)», de
U2
Su fiel discípulo Platón desarrolló
esas teorías en el diálogo Fedón o sobre el alma en torno a un
alma inmortal que pertenece al mundo de las ideas del que esta realidad
terrenal es un pálido reflejo. Ese alma vendría con un sistema operativo ya
instalado de la tienda de manera que más que aprender, lo que vamos haciendo es
ir recordando cosas que al nacer habías olvidado, la anamnesis. Eso es precisamente lo que nos canta
aquí Bono: «Once we are born / We begin to forget / The very reason we came».
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«I Dreamed I Saw. St. Augustine», de Bob Dylan
Uno de los más ilustres
herederos de la filosofía platónica fue san Agustín, otro enérgico
iconoclasta y sacrílego… al menos respecto a los dioses paganos antiguos, las
interpretaciones heréticas del cristianismo y los judíos en general, a su
parecer eternamente condenados por la muerte de Cristo. Su opinión
sobre las mujeres no era mucho mejor: «causa de insidiosas e involuntarias
erecciones en los santos varones». Pero se redime de todo ello y acaba
resultado inevitablemente simpático cuando proclama «Oh Señor, ayúdame a ser
casto pero no todavía». Apurando hasta el último momento, bien ahí. En esta
canción tal vez sea el origen judío de Dylan el que le lleva a sentir
culpabilidad y decir que soñó con que él estaba entre los que condenaron a
muerte al santo filósofo.
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«Happy Phantom», de Tori
Amos
La película de ciencia
ficción The Man from Earth especulaba de una manera bastante
imaginativa con la posibilidad de que el pensamiento oriental y el occidental
no hayan estado a lo largo de la historia tan separados como se ha considerado
tradicionalmente, al menos hasta la llegada de Schopenhauer. Este
tema que suena un poco raro, como suele ocurrir con las canciones de Tori
Amos, menciona a los dos autores orientales más destacados Buda y Confucio.
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«Nietzsche», de
The Dandy Warhols
«Aquellos que eran vistos
bailando fueron tomados por locos por quienes no podían escuchar la música»,
esta es una bonita frase de Henri Bergson que suele
atribuirse erróneamente a Nietzsche.¿Por qué? Quizá porque
cualquiera que hable de locura y música suena muy nietzscheano, y porque al fin
y al cabo este señor de prominentes bigotes tiene un repertorio de imágenes
poéticas deslumbrante. En su día ya abordamos la importancia de la Biblia como fuente de inspiración para
tantas canciones y si bien la obra de Nietzsche queda atrás en comparación,
tiene aún mucho potencial por explotar, tal como van descubriendo grupos como
este.
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«Superman», de David Bowie
«El hombre es una cuerda
tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo. Un
peligroso pasar al otro lado, un peligroso caminar, un peligroso mirar atrás,
un peligroso estremecerse y pararse. La grandeza del hombre está en ser un
puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y
un ocaso». David Bowie fue uno de los compositores que
repararon en su obra y por su aspecto y maneras no es de extrañar que sintiera
cierta identificación con ese empeño por llegar al otro lado de la cuerda a pesar
del peligro. Este tema extrae citas de Así habló Zaratustra, aunque
también le dedicó otros como «Oh! You Pretty Things».
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«The Magnificent Seven», de
The Clash
En esta mezcla pionera de
rock y hip hop que en 1980 formó parte del álbum Sandinista! aunque
también se mencione a Sócrates, los auténticos protagonistas
son Marx y Engels, cuyas ideas en torno a la alienación
y la plusvalía son perfiladas a grandes rasgos, dirigiéndose a un oyente al que
imaginan atrapado en los engranajes de un sistema que lo exprime hasta dejarlo
seco.
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«Wittgenstein», de M.A.
Numminen
La filosofía del siglo XX no
ofrece muchos recursos poéticos a los que puedan asirse los músicos. Aquí
tenemos una de las excepciones, una cosa muy loca a cargo de un artista
finlandés que en 1989 publicó un álbum dedicado a Wittgenstein, concretamente
al Tractatus Logico-Philosophicus que escribió en las
trincheras de la Primera Guerra Mundial. Este tema repite en su estribillo el
aforismo con el que se cerraba el libro: «De lo que no se puede hablar, es
mejor callar».
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«Killing an Arab», de The Cure
En la disputa entre Albert
Camus y Sartre el tiempo ha ido decantándose con
claridad a favor del primero, tanto por sus posiciones política como por su
estilo literario, que ha llevado a que sus novelas sigan teniendo hoy día una
gran aceptación. La primera que escribió fue El extranjero, que sirvió
de inspiración al que fue también el primer sencillo de The Cure.
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«Bruce’s Philosophers Song», de los Monty Python
Concluimos con un repaso
general a la filosofía occidental a cargo de los Monty Python, no
garantiza un aprobado ni siquiera raspado al estudiante de esta asignatura —si
es que acaso sigue existiendo en algún plan educativo reciente— pero al menos
le permitirá quedarse a gusto con todos estos individuos tan excéntricos que
han hecho historia. Por qué no va a poderse blasfemar contra ellos y sus
doctrinas también…
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Nina Simone,
1969. Foto: Cordon.
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