Tener “más de un frente” es la estrategia que aplican las universidades
privadas en el país para no sucumbir ante la hiperinflación y los
recurrentes aumentos de salario mínimo. Si
bien su principal ingreso es por el cobro de matrícula a
los estudiantes, ahora deben diversificar aún más las fuentes de recursos para
gastos de nómina y mantenimiento.
El rector de la Universidad Monteávila (UMA),
Francisco Febres-Cordero, precisa que más que aumentos les ha tocado aplicar
ajustes y que estos no se fijan “a simple voluntad”. Explica que para fijar las
tarifas el vicerrectorado académico realiza
una propuesta al Consejo Universitario(UC)
que, a su vez, la eleva al Consejo Superior y posteriormente es expuesto a los
estudiantes y sus familias.
“Al principio teníamos un presupuesto anual.
Luego se convirtió en semestral, trimestral y, en un país donde es imposible
hacer planes por la hiperinflación,
terminamos con un presupuesto mensual”, señala.
Entre las maniobras que aplica la UMA está
el desarrollo de actividades de extensión “que
sean sustentables y generen un ingreso a la universidad y a los entes que las
organizan”, como por ejemplo la realización de diplomados.
También apuestan a las contribuciones que se puedan realizar desde la empresa
privada a través de programas de responsabilidad
social.
Alianzas y exalumnos
Esta estrategia se replica en la Universidad
Metropolitana (Unimet). Su máxima autoridad, Benjamín
Sharifker, ratificó que el costo más importante de la casa de estudios es
su personal, por lo que deben aplicar mecanismos que les permitan atenderlo y
retenerlo, en un contexto donde la diáspora se
ha registrado en todas las categorías.
Calculó que tras el anuncio del aumento de salario mínimo que realizó el gobernante Nicolás Maduro el pasado
lunes, 14 de enero, la matrícula se deberá incrementar en alrededor del 100%.
No obstante indicó que las estructuras de costos han cambiado mucho y pese a
las dificultades se esfuerzan en aumentar el número de becarios.
“El mayor beneficiario de la educación es la propiedad social”
dijo y consideró que por esta razón hay muchas empresas y particulares que se
comprometen a establecer alianzas con
las universidades privadas para mantenerlas en funcionamiento y ofrecer
donaciones o becas a los estudiantes.
Otra fuente de recursos en la que ambas universidades privadas
hallaron una contribución valiosa es, precisamente, en el fruto de sus
esfuerzos: Los egresados. Las autoridades celebran
cómo ese sentido de pertenencia con las instituciones ha generado esos gestos
de solidaridad.
Foto: Referencial
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