Yeap Ban Har, experto en el método de enseñanza que ha colocado a Singapur a la cabeza del aprendizaje de esta asignatura, critica el exceso de memorización y cálculo en las aulas
Cuando
el profesor Yeap Ban Har (Penang, 1968) habla de matemáticas, utiliza términos
a menudo vinculados con el mundo de las letras, pero no con el de los números.
Para este experto, referente mundial en la enseñanza de matemáticas, aprender
esta materia no es tanto hacer cálculos como interiorizar un nuevo idioma. Las
matemáticas se leen, se escriben e incluso se debaten. Doctor en educación
matemática por la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur, y profesor
en el Instituto Nacional de Educación del mismo centro, Yeap ha recalado esta
semana en Madrid para aportar luz a una pregunta compleja: ¿cómo enseñar
matemáticas en los colegios?
El
experto, que viaja por todo el mundo dando formación a docentes, es la cara
visible de un proyecto que la editorial educativa SM y la Universidad de Alcalá pusieron en marcha el año pasado para probar en 20 colegios españoles el llamado método Singapur de
enseñanza de las matemáticas. Esta metodología —crítica con el exceso de
cálculo y memorización de, dicen sus defensores, la enseñanza tradicional—
propone enseñar a los alumnos a resolver problemas por sí mismos para que así
aprendan a pensar y ha colocado a los estudiantes de Singapur a la cabeza de
las pruebas de nivel internacionales en esta materia. Todas las clases de
matemáticas del método Singapur comienzan de la misma manera: el profesor
plantea un problema y los alumnos debaten sobre cómo resolverlo. “El método
implica llegar a una misma solución por distintos caminos”, resume el profesor
Yeap.
Pregunta. ¿Por
qué las matemáticas resultan tan difíciles?
Respuesta. Es
por la forma en la que se enseñan. Las matemáticas resultan complicadas porque
utilizamos las debilidades humanas, como por ejemplo la memorización, para que
los estudiantes aprendan la materia. La memorización no es una fortaleza del
ser humano. Tampoco nos resulta natural seguir procedimientos. Pero utilizar
las fortalezas de la mente humana y de nuestra inteligencia, como la búsqueda
de modelos y la visualización, puede resultar muy útil para aprender
matemáticas.
P. ¿Las
matemáticas que se enseñan en los colegios son las que después necesitamos para
nuestro día a día?
R. Lo
fundamental que uno aprende de las matemáticas es la capacidad de pensar.
Aprendemos a pensar a través de las matemáticas. Por supuesto, de todo lo que
nos enseñan hay cosas que podemos utilizar en el día a día, como por ejemplo
manejar el dinero. Es lo que llamamos las matemáticas funcionales, que son el
pilar necesario para aprender las matemáticas más complejas, las que nos
permiten hacer volar aviones, enviar a seres humanos al espacio y tener wifi.
Si no aprendemos lo básico, nunca llegaremos a la parte más compleja.
P. ¿Qué
diferencia hay entre la forma tradicional de enseñar matemáticas y el método
Singapur?
R. Los
métodos tradicionales habitualmente se centran en aprender a partir de la
memoria, en seguir unos procedimientos que no entendemos y en hacer un montón
de cálculos. El método Singapur se apoya en investigaciones y teorías del
aprendizaje que aseguran que los estudiantes comienzan a aprender a través de
la exploración. Al final, unos y otros llegan a las mismas matemáticas, pero la
forma de aprender es diferente. El modelo tradicional te dice lo que tienes que
hacer, mientras que en este enfoque tú construyes tu propio conocimiento.
P. ¿Cómo
se enfocan las clases de matemáticas con esta metodología?
R. Hay
cinco fases: la exploración, el debate estructurado, el seguimiento que lleva
el profesor a través de un diario de aprendizaje, la reflexión y la práctica.
Habitualmente el profesor comienza las clases planteando un problema. Por
ejemplo: tenemos siete flores, tres flores y dos flores, ¿cuál es el total? Los
alumnos darán diferentes soluciones e ideas. Siempre se empieza la clase
explorando, pero en algún momento debe producirse un debate estructurado. Los
profesores apuntan sus ideas en un diario de aprendizaje y animan a sus alumnos
a leer matemáticas. Esa es la parte de la reflexión: después de explorar y
analizar el problema, lo leen.
P. Debatir
o leer son conceptos que no se asocian habitualmente con las matemáticas.
R. Pero
las matemáticas son un idioma, un lenguaje. Cuando los alumnos no aprenden las
matemáticas como si fueran un lenguaje, es entonces cuando no son capaces de
funcionar con ellas. Por eso es una asignatura que les resulta tan difícil. Es
como si intentaras aprender español sin leer o sin escribir. Los niños en los
colegios están aprendiendo matemáticas sin saber leer y sin saber escribir.
P. ¿Qué
dificultades encuentran los alumnos que nunca han recibido este tipo de clases?
R. La
principal dificultad es que la forma de pensar cambia. Quizás antes se sentaban
en silencio y escuchaban al profesor, esperaban a que llegara y les explicara
todo. Con este método ellos mismos tienen que aprender a dilucidar cada caso, a
deducir y también a escuchar a los demás y a trabajar de forma colaborativa. De
todas formas, no les suele costar demasiado. A los niños les gusta trabajar con
sus amigos, deducir cosas, averiguar… Quienes encuentran más dificultades son
los profesores.
P. ¿Cuál
es el papel que debe asumir el profesor al enseñar matemáticas?
R. Cumple
dos funciones: facilitar el aprendizaje y evaluar. El docente debe dejar que
sus alumnos exploren, debe facilitar el aprendizaje, pero también debe evaluar
al estudiante observándole y escuchándole.
P. En
este tipo de clases tan colaborativas, ¿no hay peligro de que algunos alumnos
se queden rezagados?
R. No
creo que todos los niños deban avanzar al mismo ritmo, eso es algo imposible.
Queda en manos del profesor analizar cómo puede gestionar sus clases, de forma
que los estudiantes más débiles aprendan lo suficiente y los más avanzados
encuentren retos y desafíos. Pero es necesario diferenciar la clase. Por
ejemplo, si a los alumnos les planteo el problema que mencionaba antes, tengo
siete flores, tres flores y dos flores, ¿qué soluciones me darán? Los alumnos
débiles van a dar una respuesta contando, pero los más avanzados dirán que
siete más tres más dos es igual a dos grupos de seis. O tres grupos de
cuatro... o cuatro grupos de tres, lo cual ya es una multiplicación. Tenemos
que dejar que diferentes personas respondan de manera diferente al mismo
problema. Y cuando los estudiantes más débiles trabajan con los alumnos más
fuertes, aprenden también porque sus compañeros les sirven de modelo.
P. Hay
quien sentirá dudas o se opondrá a la idea de reducir el cálculo y la
memorización en las aulas.
R. Yo
les pregunto a los profesores, ¿el método que utilizáis funciona siempre, con
todos los alumnos? Sí, quizás son capaces de aprobar exámenes, pero ¿han
aprendido bien las matemáticas? Normalmente se dan cuenta de que la forma
tradicional de enseñar no beneficia a los niños. Si esa forma de enseñar, que
se utiliza desde hace tantos años, no funciona, no tiene sentido continuar por
ese camino.
P. ¿Qué
opina de los exámenes?
R. Hay
demasiados, no deberíamos saturar el sistema con exámenes. ¿Por qué necesitas
evaluar a tus estudiantes con exámenes en clase si ya los conoces?
P. Tras
poner en marcha este proyecto en varios colegios en España, ¿qué errores ha
detectado en la enseñanza de las matemáticas en el sistema educativo español?
R. No
tengo un conocimiento muy detallado del sistema español, pero por lo que
escucho a mis colegas hay un problema común, en España pero también en todo el
mundo, que radica en que enseñamos para aprobar exámenes. A los niños les
enseñamos cómo hacer las cosas, cuál es el procedimiento, pero ellos no entienden
lo que están haciendo y memorizan demasiado. No estamos enseñando a los alumnos
a pensar.
HABILIDADES
MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS
JONATHAN KIRN GETTY
“La
mayor dificultad para el profesor es mantenerse callado. No explicamos los
conceptos, sino que presentamos retos matemáticos que están en la zona de
desarrollo del alumno”, explica Zoraida de Armas. Lleva dando clase de
matemáticas dos décadas y es profesora del colegio público San Andrés, en Santa
Cruz de Tenerife, uno de los 20 centros en los que la editorial SM y la
Universidad de Alcalá han probado el método Singapur con alumnos de 1º y 2º de
Primaria. El proyecto Piensa Infinito, que se extenderá el próximo curso a más
de 300 colegios, ofrece a los centros formación, asesoramiento y materiales didácticos
para que los profesores puedan impartir sus clases siguiendo el modelo de
enseñanza de matemáticas de Singapur.
Este
pequeño país del sudeste asiático encabeza desde hace años los rankingsinternacionales
en aprendizaje de matemáticas: ocupa el primer puesto en el último informe PISA (España
se queda en el lugar 32 de la tabla) y también en el informe TIMSS (Estudio
de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias, por sus siglas en inglés).
“Singapur comenzó analizando estos rankings.
Los datos de nuestro país eran horribles, así que empezamos a estudiar qué hacían
los demás y, basándonos en investigaciones y teorías del aprendizaje, llegamos
a este enfoque”, explica Yeap Ban Har.
El
método se enmarca en una revolución de todo el sistema educativo, y no solo de
la forma de enseñar matemáticas, que Singapur puso en marcha en los años
ochenta y noventa. El profesor Yeap insiste en que no hay diferencias
culturales o institucionales que impidan aplicar esa misma metodología en otros
países: “No es un método solo para Singapur. Básicamente se trata de cómo se
deben enseñar y aprender las matemáticas desde el principio”.
La
conclusión más sorprendente a la que han llegado en el colegio San Andrés tras
este primer año de pruebas es que ningún alumno se queda atrás. “Desarrollan el
pensamiento entre iguales, la atención y la emoción, la escucha y la
comprensión, cómo ponerse en el lugar del otro y cómo poner en palabras su
propio pensamiento”, enumera Zoraida de Armas. “Son habilidades que les sirven
también fuera de la clase de matemáticas”.
Madrid 30 MAY 2018 - 11:24 CEST EL PAIS
El profesor Yeap Ban Har, el pasado 28 de mayo en CaixaForum, en Madrid. JAIME VILLANUEVA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario