La Universidad de Salamanca es la más antigua de España. Este 2018 cumple 800 años. Por ella han pasado Francisco de Vitoria, Fray Luis de
León, Fernando de Rojas... Ellos, y otros muchos profesores y estudiantes menos
destacados, fueron parte de la Universidad en los siglos XV y XVI, su época de
esplendor. Entonces, Salamanca era el centro cultural de España. "Ese
contexto era el ideal para generar un gran patrimonio léxico. Y muchos
refranes", indica Alberto Buitrago, profesor de la universidad y autor
de Diccionario de dichos y frases
hechas (2012).
"Salir por la
puerta grande", "liar los bártulos", "arreando, que es
gerundio" o "derecho al pataleo" nacieron en la Universidad de
Salamanca. En una visita guiada por la ciudad, las historias de estas
expresiones populares son una parte importante de la visita.
Pero, ¿cómo nace una frase hecha? "Parten de referencias
compartidas", dice a Verne José
Antonio Sánchez Paso, experto en la historia de la Universidad de Salamanca y
autor de Refranero estudiantil (2002). "Ahora decimos cambiar el chip porque
vivimos en un mundo tecnológico. Y decimos que a alguien le han metido un gol por la escuadra por
la importancia del fútbol. Durante el esplendor de Salamanca, era la referencia
estudiantil, así que es normal que muchas frases hechas relacionadas con el
estudio y el saber procedan de Salamanca o su origen se relacione con su
universidad de alguna forma".
Buitrago y Sánchez han explicado a Verne con todo
lujo de detalles el origen de algunas de las frases hechas y refranes
relacionados con su universidad. A continuación, lo que nos han contado sobre
cada refrán por correo electrónico
Arreando, que es gerundio
Lo decimos cuando
debemos marcharnos de un lugar o a modo de ánimo cuando empezamos a hacer algo.
Se cuenta el chascarrillo
del campesino que envió a su hijo, más bien corto de entendederas, a estudiar a
Salamanca, donde el pobre muchacho apenas tomó un leve barniz de ciencia. Un
día, su padre le ordenó que sacara al burro del establo y lo llevara al campo.
Cuentan que, tal vez intentando sacarle alguna utilidad práctica a lo
aprendido, conducía al animal por las calles del pueblo al grito de:
"Arreando, que es gerundio". Seguramente podemos relacionar este
dicho con "¡Arre acá, bachiller!, dicen al asno en Salamanca" o
"en Salamanca estuviste, de Salamanca volviste y tan asno estás como
fuiste".
De gorra; con la gorra; ser un gorrón
Consumir gratis o
aprovecharse para no tener que pagar.
En su origen, la expresión se refería solo al hecho de comer
gratis, colándose en los lugares donde se daban comidas o se celebraban
banquetes. El truco consistía en acudir a los banquetes y en la puerta quitarse
la gorra y saludar a los porteros. Otra interpretación nos remite a la vida de
los estudiantes salmantinos de los siglos XVI al XVIII, llamados muchos de
ellos capigorristas o capigorrones por
su forma de vestir: capa negra y gran gorro, indumentaria parecida a la de los
actuales tunos.
Eran estudiantes especialistas en colarse gratis en banquetes y
celebraciones y en vivir del cuento, es decir, en "comer y vivir de
gorra". En el romance Boda
y acompañamiento del campo, Francisco de Quevedo habla de los
gorrones salmantinos y de la “suculenta” sopa de nabo que tomaban habitualmente
los estudiantes en los pupilajes y Colegios Mayores: "Don Nabo, que,
viento en popa, / navega con tal bonanza, / que viene a mandar el mundo / de
gorrón de Salamanca".
Derecho al pataleo
Protesta que se
produce como último recurso ante alguna injusticia y que se sabe de antemano
inútil.
Las diferencias entre
clases sociales quedaban reflejadas en las aulas universitarias. Los
estudiantes de clases acomodadas ocupaban las mejores posiciones, siempre
sentados. Los de clases más humildes, muchos de ellos criados o asistentes de
los anteriores, se veían obligados a situarse en las últimas filas, muchas
veces de pie.
Los fríos días del
invierno salmantino, estos solían llegar antes a clase para calentar los bancos
de sus señores sentándose en ellos. De aquí sale la expresión "calentar el
asiento", vigente hoy y no solo en las aulas. Cuando los estudiantes
pobres volvían a sus sitios los encontraban gélidos, de forma que era imposible
escuchar la lección sin tiritar de frío. Por ello, solicitaron al rectorado (y
les fue concedido) el “derecho al pataleo”, es decir, a patalear, aplaudir y
moverse para calentarse unos minutos antes del inicio de la clase.
Liar o preparar los bártulos
Preparar una
persona sus pertenencias, generalmente para marcharse a otro lugar.
La palabra "bártulo" deriva del nombre del jurista
italiano Bortolo (Bártolo y
posteriormente, por deformación, Bártulo) de Sasso-Ferrato,
comentarista de los textos de Justiniano y profesor de las universidades de
Bolonia, Pisa, Padua y Perugia en el siglo XIV. Su fama llegó a ser inmensa en
España, hasta el punto de que quienes estudiaban leyes en Salamanca durante los
siglos XVI y XVII recurrían a él y lo citaban permanentemente, llegando incluso
a llevar sus obras escritas en folios y pliegos sueltos, a todas partes. El
autor da el nombre a la expresión "apunte de Bártulo", que pasa a
ser, simplemente, "bártulo". La expresión "liar los
bártulos" se relacionaba con el hecho de preparar y atar los libros y
apuntes para irse a clase o salir de ella.
Estar en capilla
Estar a la espera
de realizar algún trabajo, misión o hecho relevantes.
Una de las hipótesis sobre el origen de esta frase hecha remite
a los doctorandos salmantinos y, más concretamente, a cómo pasaban el día
anterior a su presencia ante el tribunal. Era tradición que los aspirantes a
doctores por el estudio salmanticense se encerraran el día previo a la defensa
de su tesis en la capilla de Santa Bárbara de la Catedral Vieja, donde tendría lugar el examen. Allí pasaban el día y la
noche, sentados en una silla situada ante la tumba del obispo Juan Lucero, con
los pies apoyados en los de la estatua yacente, lo que, decían, y dicen aún
hoy, les daba fuerza y suerte.
Salir por la puerta grande
Tener éxito en
alguna empresa o actividad
Suele atribuirse el
origen del dicho al mundo de tauromaquia, relacionándolo con el triunfo del
torero, que sale a hombros por la puerta grande de la plaza, aunque seguramente
se refiera a los estudiantes que salían victoriosos de su examen de grado, tras
haber pasado toda la noche en capilla, como explicábamos sobre la frase hecha
anterior. Si aprobaban, abandonaban el templo por la puerta principal, la
grande. Los que suspendían salían por la puerta trasera del claustro, llamada
“de carros”.
Saber más que el maestro Ciruelo
Ser alguien muy
culto. Dominar muchos saberes
El maestro al que se refiere el dicho es el humanista y
matemático del siglo XVI Pedro Ciruelo, que alcanzó
gran renombre en su tiempo. Estudió en Alcalá de Henares, Salamanca y París,
donde se doctoró en teología y ejerció como profesor de matemáticas. Fue
posteriormente preceptor de Felipe II y catedrático de teología en Alcalá y
Salamanca. Publicó una gran cantidad de libros de diversas materias:
Matemáticas, Teología, Anatomía, Astrología, Música... Entre sus obras
destaca Reprobación
de las supersticiones y hechicerías.
Escribir más que El Tosta(d)o
Escribir mucho y
de muy diversas materias.
Alonso Tostado fue un catedrático del siglo XV en la Universidad
de Salamanca, posteriormente consejero del rey Juan II de Castilla y obispo de
Ávila. Se cuenta que tenía una memoria prodigiosa y que era capaz de recitar
sin equivocarse pasajes bíblicos extensísimos y toda la Summa theologica,
de santo Tomás de Aquino.
En su epitafio, sobre su
tumba en la catedral de Ávila, Suero del Águila escribió: "Aquí yace
sepultado / quien virgen vivió y murió / es muy cierto que escribió / en cada
uno tres pliegos / de los días que vivió. / Su doctrina así alumbró / que hacer
ver a los ciegos". Si lo de los tres pliegos diarios es cierto y
considerando que vivió 51 años debió de escribir cerca de 50.000 pliegos.
Más pobre que puta en Cuaresma. Como puta en Cuaresma
Ser muy pobre.
Durante la Cuaresma, los
40 días previos a la Semana Santa, la Iglesia prescribía a sus fieles el ayuno
y la abstinencia, la renuncia a la carne, tanto en sentido gastronómico como
sexual. Era la peor época para las prostitutas, que, en muchas ciudades, eran
encerradas en guetos durante ese periodo. En Salamanca, se las llevaba al otro
lado del Tormes, a la denominada Casa de Mancebía, donde permanecían hasta el
lunes siguiente al de Pascua, el llamado "Lunes de Aguas", cuando los
estudiantes iban a recogerlas.
Refranes y piques entre universidades
"En el Siglo de Oro, Salamanca era a España lo que Oxford a
Inglaterra", explica Sánchez Paso. Con esa comparación sobre la mesa,
Alcalá de Henares era Cambridge. Eran las dos universidades más importantes de
España, "en las que se formaban algunos hijos de las grandes familias y
los intelectuales del país".
El refrán que mejor condensa la visión de Salamanca, lema de la
ciudad para muchas personas, es la frase latina Quod natura non dat, Salmantica
non praesta (Lo que no da la naturaleza, no lo presta
Salamanca). En el Siglo de Oro, aprovechando la rima con la traducción al
castellano, se popularizó con tres palabras más: "Lo que no da la
naturaleza, no lo da Salamanca, y menos Baeza", ya que, según explica
Sánchez Paso, "Baeza también tenía una universidad, que perdía en la
comparación".
Este tipo de comparaciones entre poblaciones eran muy habituales:
- En Salamanca estudiantes, en Medina plateros y en Ávila
caballeros.
- En Salamanca, hacen sabios; en Madrid, hacen parada; y en
Zaragoza, baturros amantes de su “Pilara”.
- Salamanca para el estudio, Madrid para la nobleza, para tropa
Barcelona, para jardines Valencia.
- Si tienes ciencia y no tienes blanca, vete a Salamanca; si
tienes blanca y no sabes nada, vete a Granada; si tienes blanca y no tienes
miedo, vete a Toledo.
- En Valencia, medicina; en Salamanca, eruditos; teólogos en
Alcalá y en Valladolid jurisperitos.
Otros refranes y dichos salmantinos se centraban en el día de la
ciudad estudiantil. Estos son algunos ejemplos:
- Estudiante salamanquino, tunante fino.
- Salamanca a unos sana y a otros manca, y a todos deja sin
blanca.
- En todo hay engaño, si no es en la calle de Serranos (donde
los estudiantes compraban su ropa).
- Estudiante sin blanca, de criado de un estudiante rico va a
Salamanca.
- Desde San Lucas (18 de octubre) a Navidad, hay pocos
estudiantes de verdad.
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