Con especial dedicatoria a
Eloy Antonio Dávila Spinetti y Adolfo Moreno Uzcátegui, el hermano y el amigo
Escuché hablar del orador de la tribuna pública como los líderes de la
democracia Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, oradores de
púlpito como el Cardenal José Humberto Quintero, oradores académicos como
Roberto Picón Lares, Pedro Rincón Gutiérrez, José Mendoza Angulo, Jesús Rondón
Nucete y Luís Caraballo Vivas, pero oradores científicos no ha sido usual. El
profesor Diego Dávila Spinetti, médico cardiólogo, tuvo el don de la palabra
cuando exponía en el podio de los congresos científicos nacionales y
latinoamericanos. Su verbo fluido, directo, conciso, con una sindéresis poco
usual, hicieron de él un orador científico reconocido en los escenarios y
latitudes más diversas.
“El profesor enseña, el conferencista persuade y el orador entusiasma el
espíritu”. La dualidad de conferencista y orador estuvo presente en el doctor
Dávila Spinetti. Defendiendo la teoría del tratamiento neuro modulador de la
insuficiencia cardíaca que sostuvo en su vida científica, persuadía y
emocionaba. En el debate del Congreso Venezolano de Cardiología (2012) con el
investigador argentino sobre las bondades y limitaciones de la investigación,
Diego fue ovacionado por un auditorio de pie con palmas como reconocimiento al
trabajo junto con el equipo médico que lo acompañó. Al final, se convirtió en
el conferencista invitado para distintos eventos regionales y nacionales,
siempre promoviendo el tratamiento que había demostrado resultados beneficiosos
en la compleja patología de la insuficiencia cardíaca.
El recuerdo del doctor Dávila Spinetti está presente a diario en nuestro
desempeño docente y asistencial en el Instituto de Investigaciones
Cardiovasculares de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes y la
Unidad de Cardiología del Hospital Universitario de Los Andes, Mérida. Su obra
perdurará en el tiempo y en el corazón de centenas de pacientes que se han
beneficiado de sus investigaciones. Al cumplirse el próximo 17 de julio, tres
años de su partida, invocamos su memoria como ejemplo del hombre que con
devoción y con abnegación, engrandeció la vida universitaria y hospitalaria.
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