Realizamos lo dicho por intermedio de una síntesis
razonada de uno de los rasgos más dramáticos de la depresión que se desarrolla
en la Educación Nacional a partir del 2013, como es la aceleración de la salida
masiva de quienes trabajan en el Sistema Educativo Escolar Venezolano. Porque
los docentes, obreros y empleados de las instituciones y los ministerios se van
del país buscando mejores condiciones de existencia o porque los estudiantes
abandonan las instituciones produciendo el vaciamiento del tejido
institucional, como nunca antes en la historia democrática del país. O porque
aumenta la confusión respecto a lo que hay que hacer para que la Educación
Nacional sea el instrumento de promoción social y cultural que se aspira desde
1830 cuando menos.
Esa revisión documentada del acontecer que define el
vaciamiento institucional que se está produciendo, se visualiza en pleno
desarrollo, y esta precedida por una colección de referencias y comentarios que
suponemos enmarcan esa terrible e inesperada (hasta hace poco) fuga de capital
humano. Que son a nuestro ver actual factores que intervienen en la expulsión
de todo tipo de miembros de la comunidad que hace su vida a todo lo largo y
ancho de la institucionalidad instalada. Definiciones que esperamos sirvan para
orientar a una política pública de regeneración social y pedagógica, que ayude
a minimizar la ocurrencia del fenómeno y propicie la vuelta de quienes se van
hoy espantados por las condiciones de vida, trabajo y aprendizaje.
Es una idea fuerza para la construcción de este texto,
que lo que estamos padeciendo forma parte de un proceso de desgaste de la
cohesión social que se inició al crecer la desconfianza de las élites educadas
en el tipo de Gobierno que se instaló en 1999. Y que luego se hizo carne
existencial de todos los sectores que hacen vida en la institucionalidad del
Sistema Educativo Venezolano en la medida misma en que las condiciones de
trabajo y estudio se deterioraron hasta el nivel de hambre y desolación.
Exponencialmente, cuando la inflación se tornó hiperinflación y la escasez de
productos de primera necesidad se hizo endémica.
Un cambio cultural de insospechadas dimensiones se
produjo al cancelarse muchas de las opciones nacionales para una vida mejor,
sobre todo cuando se desplomó (al ritmo de la más despiadada hiperinflación) el
ingreso familiar de quienes hacen en vida en la Educación y se niegan a
depender de la limosna sectaria.
Metódicamente, se produce el seguimiento (follow up) del
impacto público de un tema que hoy copa la atención de la academia.
Realizado
por intermedio del registro, agrupamiento, análisis y conclusión de lo que se
estima es su mejor representación, al considerar el conjunto de variables que
lo integran y le proporcionan sentido histórico dentro del tipo de trabajo que
hacemos para construir la Memoria Educativa Venezolana. Labor académica (de
matices políticos) concebida como una aproximación parcial al movimiento real
de la escolaridad desde principios de 2017 hasta mayo de 2018, según se muestra
en lo que hacemos para construir la formidable colección de referencias que se
registran en nuestra base de datos y en la memoria histórica que producimos
desde 1999 tal como pueden ser consultadas a placer en las siguientes
direcciones:
https://app.box.com/s/78ampx7gya5rkrzaasfcga2z7pmpvk01 (Base
de Datos), https://app.box.com/s/u9dwlqwpyjb25lhh2ik8lao1eai73tj4 (Cronología)
y https://app.box.com/s/3uvqdp5ouglc8tn1kq0x3gpdrhq90o0i (Cronica histórica)
Materiales
para una historia de la educación venezolana
Memoria Educativa Venezolana,
adscrita al Centro de Investigaciones
Educativas de la Escuela de Educación y
a los postgrados de la Facultad de Humanidades y Educación
Universidad Central de Venezuela
Caracas-Venezuela. Ciudad Universitaria de la UCV.
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